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La popularidad de los coches híbridos no para de crecer. De hecho, lo que antes era una novedad, hoy es algo de lo más común en nuestras carreteras. No obstante, algunos conductores todavía creen que toda esa tecnología extra sólo sirve para que estos vehículos den más problemas que los coches diésel o de gasolina de toda la vida.

Si nunca has conducido un coche híbrido es normal tener dudas acerca de cómo funciona y cómo es su mantenimiento. Por suerte, ese temor ante lo desconocido está completamente injustificado. Los coches híbridos no dan más problemas que cualquier otro vehículo.

Por ejemplo, uno de los aspectos que más preocupa a los conductores de coches híbridos es la vida útil de la batería. Para tu tranquilidad, has de saber que la mayoría de las baterías pueden durar hasta los 150.000 kilómetros.

Ten en cuenta que la carga se realiza mientras conduces y sobre todo mientras frenas. Por esta razón, la batería suele alcanzar niveles óptimos de energía y así sufre menos desgaste.

Otro mito bastante extendido hace referencia a los frenos y a los amortiguadores. Como imaginarás, los coches híbridos son algo más pesados debido a sus motores y batería extra y esto ha fomentado la creencia de que estos vehículos frenan peor y no aguantan bien los baches.

No debes preocuparte por nada en este sentido. Los fabricantes ya han tenido en cuenta este peso adicional y los sistemas de frenado y sus pensión se han diseñado para que la conducción sea fluida y suave.

En resumen, los miedos sobre las averías de los coches híbridos no tienen una base firme ya que se trata de vehículos fiables y con un mantenimiento sencillo. ¡Y además ahorrarás en combustible!