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El nombre de Santillana del Mar ha dado mucho juego a los lugareños puesto que es costumbre decir que esta es la localidad de las tres mentiras. No es santa, no es llana y no está cerca del mar. Si te has dado cuenta a última hora de que te has dejado el bañador en casa no hace falta que te preocupes…
Si vives en la capital de Cantabria el trayecto por carretera hasta Santillana del Mar no dura más de media hora por la A-67. En caso de que algún imprevisto te impida contar con tu vehículo siempre puedes reservar tu coche de alquiler en Santander a través de la web o llamando por teléfono.
Sea como sea, cuándo pongas el pie en Santillana del Mar lo primero de lo que te darás cuenta es de que la Colegiata del Siglo XIX es uno de los edificios más imponentes de su casco histórico. De hecho, la población de Santillana del Mar debe su desarrollo en parte a esta construcción.
Pero no esperes encontrarte con una gran ciudad. La localidad es pequeña pero sus calles rebosan de encanto hasta el punto de ser consideradas uno de los mayores atractivos turísticos de la zona. Los palacetes y casas señoriales han encontrado una segunda vida al reconvertirse en hoteles y restaurantes por lo que puedes comer y alojarte en lugares únicos con mucha historia.
¿Te has puesto zapatos cómodos? Ha llegado la hora de dar un pequeño paseo para ver los lugares más emblemáticos de Santillana del Mar:

  • La Torrona: El verdadero nombre de esta edificación es La Torre del Merino que era una especie de juez. Hoy es conocida popularmente como La Torrona. Te conviene saberlo si llegado el momento necesitas pedir indicaciones para llegar.
    Esta torre es de origen medieval y se supone que fue levantada entorno a los siglos XIII o XIV. No obstante, no ha soportado demasiado bien los estragos del tiempo y las ventanas originales han sido sustituidas por otras más actuales.
  • El Ayuntamiento: El cabildo es otra de las joyas arquitectónicas que no te puedes perder durante este viaje. Data del siglo XVIII y junto a la tonalidad amarillenta de sus muros sobresale su espléndida balconada adornada con el típico blasón con el escudo de la localidad.
  • La casa de Quevedo: A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que las construcciones con sillería son la norma. La casa de Quevedo presenta la particularidad de conservar un túnel que hacía las veces de desagüe del abrevadero de animales.

Ahora que ha terminado este viaje desde el equipo de Furauto sólo esperamos haber conseguido transportarte por unos momentos a esta localidad cántabra. Desde luego, habría mucho más que decir acerca de qué visitar en Santillana del Mar pero es mejor mantener algo de misterio para no arruinarte la sorpresa cuándo vengas hasta aquí. ¡Hasta entonces te quedarás con el suspense!