El tiempo de reacción al volante de una persona no es otra cosa que los instantes que ésta tarda en responder ante los imprevistos en carretera. Entender que ocurre en ese momento es fundamental para comprender cuáles son las consecuencias de nuestras reacciones mientras conducimos.
Piensa en una situación al volante en la que hayas tenido que actuar con celeridad para evitar un choque o para no atropellar a un animal callejero, por ejemplo. Seguro que crees que siempre actuaste inmediatamente para esquivar el peligro.
Pues bien, resulta que el tiempo medio de reacción de un conductor no es tan corto como nos imaginamos. Generalmente, transcurre un segundo entero antes de que hagamos lo que creamos conveniente para no acabar teniendo un accidente de tráfico.
Ojo, puede parecer que un segundo no es nada pero no olvides que durante ese tiempo tu coche sigue avanzando. Imagina que vas por ciudad a 30 kilómetros por hora y un peatón se cruza en tu camino. Ese segundo que tardas en actuar implica que tu coche sigue adelante durante unos ocho metros aproximadamente. En otras palabras, una persona puede resultar herida si frenas tarde.
Es importante diferenciar entre la distancia de reacción, la distancia de frenado y la distancia de detención. Siguiendo con el ejemplo de arriba podríamos decir que la distancia de reacción serían esos ocho metros en los que el coche se mueve antes de que hagas nada cuando el peatón aparece de repente.
Por otro lado, la distancia de frenado serían los metros que tarda tu coche en quedarse quieto desde que pisas el pedal del freno y, por último, la distancia de detención es la suma de las dos anteriores ya que ese es el tiempo total que transcurre hasta que tu coche se ha detenido del todo desde el inicio del proceso.
Después de lo dicho, quizá creas que no puedes hacer nada para mejorar tu tiempo de reacción al conducir. Nada mas lejos de la realidad. Ten presente que cada milésima de segundo cuenta.
Obviamente, no puedes influir en el estado de la carretera o en el funcionamiento de tu coche en un momento concreto. Lo que sí está en tu mano es descansar para que la fatiga no haga mella en tus reflejos, no circular bajo los efectos del alcohol y dejar de lado las distracciones como, por ejemplo, el teléfono móvil.
Pero las llamadas inoportunas no son lo único que puede dividir nuestra atención cuando necesitamos tener los cinco sentidos en lo que ocurre en la vía. Apartar la vista de la carretera para usar el GPS o simplemente buscar una emisora de radio que nos guste más son factores de riesgo que disminuyen nuestra capacidad de reacción.
Afortunadamente, hoy en día sistemas de seguridad activa diseñados para ayudar a que nuestro tiempo de reacción al volante sea menor. Esto es esencial para reducir la posibilidad de una colisión durante nuestros desplazamientos en coche.
En suma, nuestro tiempo de reacción al volante influye de forma directa en nuestra seguridad. Esta no es sólo una cuestión de reflejos. Mantenernos frescos y alerta son nuestras principales armas para conseguir maniobrar rápidamente cuando lo necesitamos.