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Con la llegada del calor es normal que apetezca conducir con chanclas. Es cierto que no hay una norma específica que prohíba el uso de este tipo de calzado cuándo se va al volante pero el riesgo de multa está ahí. ¡Sigue leyendo para saber por qué!
Seguro que alguna vez has ido a la playa en coche y conducías con las chanclas puestas. No es que la DGT tenga algo en contra de estas zapatillas pero su uso puede ser sancionable en los casos e los que afecte de alguna forma a la seguridad en la conducción. Podrías llevarte una multa si tus chanclas impiden que controles bien los pedales, por ejemplo.
Desde el equipo de Furauto apostamos por no utilizar las chanclas al conducir. Afortunadamente, hay otras clases de zapatos que te ayudan a mantener los pies fresquitos en verano y al mismo tiempo están sujetos correctamente para evitar deslizamientos indeseados.
El quid de la cuestión reside en que el calzado es uno de los principales factores que influyen en el tiempo que tardamos en pisar el freno y la distancia que recorreremos antes de detenernos. ¿Recuerdas lo importante que es mantener la distancia de seguridad? Pues con chanclas la cosa se complica bastante y pueden tener lugar colisiones o accidentes de diversa envergadura.
No olvides que las chanclas están sueltas. Es decir, no tienen ningún tipo de broche o tira que las una al pie. Por lo tanto, es fácil que se muevan hacia delante más de la cuenta o que se enganchen en los pedales obligándote a hacer alguna maniobra peligrosa como apartar la vista de la carretera para ponerte la zapatilla como es debido.
Y por si estas situaciones no fueran los suficientemente comprometidas hay que sumar el hecho del estrés que provocan al volante. Si estás nervioso e inseguro a ala hora de manejar los pedales las probabilidades de que hagas un mal movimiento o cometas un fallo que te cueste un disgusto en carretera aumentan.
En definitiva, el calzado ideal para conducir ha de sujetar bien el pie sin quedar demasiado ancho ni demasiado estrecho, debe ser cómodo y transpirable y, por último, hay que escoger un material para la suela que no tienda a resbalar sobre la superficie del freno o el acelerador.
La solución a este problema es simple. Sólo tienes que acordarte de guardar tus chanclas en el maletero para utilizarlas en la playa o la piscina y ponerte unos zapatos cerrados, ligeros y flexibles para manejar tu vehículo.
Hoy en día hay muchas alternativas para no conducir con chanclas como unas deportivas de suela fina o unos zapatos elásticos que imitan a los mocasines. Lo fundamental es que a la hora de sentarte al volante de tu coche te muevas con libertad y sin contratiempos.