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Las réplicas de coches son una alternativa económica que nos permite darnos el capricho de conducir determinado modelo que de otra forma no estaría a nuestro alcance. ¡Con los medios necesarios y un poco de imaginación se pueden obrar maravillas!
Ante todo, hay que distinguir entre los denominados kit-cars y las falsificaciones. Ambos son coches fabricados expresamente para parecerse al original en todos los aspectos pero la diferencia radica en que los primeros no están ideados para engañar al consumidor.
El problema en el caso de las falsificaciones y de los plagios está en el número de modificaciones que se han hecho respecto al diseño original. Si se cambian suficientes elementos del vehículo, aunque sea mínimamente, las grandes marcas de coches de lujo tienen las de perder aunque acudan a la justicia. A fin de cuentas, no se puede evitar que los diseños de algunos vehículos se parezcan entre sí.
Pero encargar un kit-car está más allá de esta polémica. Algunas empresas se dedican a ofrecer a sus clientes desde réplicas de coches intemporales como el Aston Martin hasta deportivos como el Ferrari Portofino.
No hay que olvidar que en algunos casos se pueden hacer réplicas de coches contando con el beneplácito de la marca. O quizá no exista inconveniente en hacer una copia de un modelo de automóvil simplemente porque el fabricante ha desaparecido.
Si eres un entusiasta de las réplicas y de la construcción de coches a lo mejor recuerdas el caso de la empresa Caterham. La firma adquirió los derechos del modelo Seven de Lotus y así pudo reproducir y comercializar el diseño sin inconvenientes.
Por lo general, cuándo se personaliza un vehículo para que se asemeje a otro no se colocan insignias o símbolos del fabricante en cuestión. El objetivo es evitar las tiranteces en la medida de lo posible aunque en última instancia es el cliente el que decide cómo ha de ser su coche por dentro y por fuera.
La mayor ventaja de los vehículos replicados no es otra que el sensible abaratamiento de los costes. El precio de compra puede reducirse hasta diez veces con respecto al vehículo original en el que está inspirado. Y con el mantenimiento ocurre lo mismo, lo que no es poca cosa para el bolsillo del comprador.
Por supuesto, no faltan las personas que ven los kit-cars como un truco de los falsificadores o como una práctica innoble de algunos conductores que lo único que buscan es aparentar y presumir de algo que realmente no tienen. Cada uno vive el mundo del motor a su manera.
En suma, las réplicas de coches no siempre están asociadas a algo ilegal. Se trata de una forma distinta de acercarnos a los coches que siempre quisimos tener. ¿Cuál sería ese automóvil que te mueres por conducir?