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La dirección asistida del coche se ha convertido en un elemento indispensable que influye significativamente en nuestra forma de conducir. No en vano, esta pieza es la base para que podamos maniobrar con comodidad y sin esfuerzos innecesarios.

A grandes rasgos, la dirección asistida es un dispositivo diseñado para ayudarnos en esos momentos en los que habría que ejercer una cantidad mayor de fuerza al manejar el volante del coche.

Las dos situaciones más habituales en las que entra en juego la dirección asistida del coche es al aparcar o al circular a baja velocidad. Resulta que en estos casos el rozamiento de las ruedas en el suelo es mayor y eso hace que sea necesaria algo más de potencia para que los neumáticos vayan dónde queremos.

Como tantas otras piezas del coche, la dirección asistida ha evolucionado desde que empezó incorporarse a los automóviles. Al principio, lo más común era tener una dirección asistida hidráulica pero estos dispositivos eran propensos a sufrir roturas debido a la presión del aceite en el interior del depósito de aceite.

El siguiente paso fue la dirección asistida electrohidráulica que funcionaba gracias a una bomba eléctrica. Dicha bomba era la responsable de mover el aceite por la cremallera de dirección.

Y, por último, llegamos a la dirección asistida eléctrica. No estamos ante una pieza que precise de un sistema hidráulico sino que se mueve gracias a un motor eléctrico situado encima de la caña de dirección.

En definitiva, a lo largo de la historia de los coches han existido varios tipos de dirección asistida diferentes. No obstante, con independencia de los entresijos del funcionamiento de esta pieza lo cierto es que su objetivo siempre ha sido el mismo: controlar la trayectoria de los neumáticos para proporcionarnos una conducción segura y fiable en nuestros viajes por carretera.

Por supuesto, una de las claves del mantenimiento del coche es comprobar si la dirección asistida da problemas. Ante cualquier duda en este sentido lo más aconsejable es que acudas a tu taller de confianza pero si la dirección se ha endurecido o si no cuesta nada girar el volante no debes demorar la visita al mecánico.

Como has visto, la dirección asistida del coche es un apoyo fundamental en tus desplazamientos por ciudad o carretera. Aunque puedes conducir sin esta clase de ayuda ten en cuenta que el riesgo de perder el control y sufrir un accidente de tráfico es mucho mayor. ¡Conduce siempre con tu coche en buen estado!