Si acabas de sacarte el carnet de conducir probablemente no sepas cómo actuar en un control de alcoholemia. Esta clase de dispositivos se organizan de forma rutinaria para prevenir accidentes de tráfico y no hay que perder los nervios cuando las autoridades piden que paremos.
Como es obvio, las bebidas alcohólicas y la conducción no hacen buenas migas. Sin embargo, los fines de semana, las Navidades o las celebraciones familiares son ocasiones en las que nos gusta tomar una copa.
Elegir un conductor que no beba o coger un taxi son buenas formas de evitar que te multen o que tengas algún tipo de percance en la carretera. Los controles de alcoholemia buscan concienciar a los conductores y prevenir accidentes de tráfico por lo que no hay que asustarse cuando los veas.
Pueden pararte en un control de alcoholemia por diversos motivos pero eso no significa necesariamente que hayas hecho algo mal. La DGT suele montar estos dispositivos los fines de semana o durante los festivos, por ejemplo. Además, puede darse el caso de que se haya producido un accidente y las autoridades hayan decidido tomar medidas para que la situación no se agrave aún más.
Ante todo, no te pongas nervioso. Los agentes te dirán si tienes que parar en el control y dónde debes estacionar el vehículo para no entorpecer la circulación mientras llevas a cabo la prueba.
Es esencial que cooperes en todo momento. Los agentes te pedirán el carnet y la documentación del vehículo así que es recomendable que lo tengas todo al alcance de la mano.
Si el alcoholímetro funciona a través del aire debes respirar hondo antes de soplar en el aparato de forma continuada. Para sólo cuando el agente te lo indique y no tomes aliento con el tubo en la boca porque esto hará imposible la medición.
Soplar suavemente no hará que des negativo en el control y el agente puede pedirte repetir el proceso hasta que la medición se realice como es debido. Intentar engañar al alcoholímetro no es buena idea porque lo único que conseguirás es que el agente pierda la paciencia. No merece la pena arriesgarte a una multa o a una visita a comisaría.
En definitiva, actuar correctamente en un control de alcoholemia no es tan difícil como puede parecer si no lo has hecho nunca. La policía está ahí para guiarte y si conduces de forma responsable no tienes nada que temer.